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*Brisonia evita mirar todo el esplendor de la iglesia cuando pasa por su lado. Le da casi tanto miedo como su guardiana. Pero ya no puede echarse atrás; está cansado de esconderse siempre.
Da un salto acrobático y entra por la ventana. Se desliza hasta el suelo y apoya los dedos en las losas del suelo; están frías. El silencio es total, sólo su respiración reverbera contra los muros. Tose y el sonido se amplifica tanto que lo asusta. Traga saliva.
Se queda contemplando el refugio de piedra extasiado. En realidad, es hermosa. Los gruesos muros de piedra y las finas ventanas le confieren un aspecto de bastión, de seguridad, que lo tranquiliza. La oscuridad está bañada por la luz anaranjada del sol. Parece que encierre un atardecer continuo. Casi se le dibuja una sonrisa.
Una polilla errante aparece en uno de los bancos.
Olvidándose de lo que ha venido a hacer, se sienta en la madera vieja y empieza a jugar con el insecto, como si no importase nada más en ese mismo momento.*

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- Ves como no habia mucho trafico... *Intentando quitar hierro al asunto*

*Celia siente náuseas, ha ido demasiado rápido, y el trozo de tarta hace estragos en su estómago*

- Estás como una cabra... literalmente *se baja, devolviéndole el casco*

- ¿Entras? *se acerca a la puerta, abriéndola, mientras chirría*

*La polilla levanta el vuelo, asustada por el ruido de una moto. Las finas orejas de Brisonia también lo escuchan. Contiene una exclamación y se pone derecho. El olor del motor entra dentro de la iglesia.
La puerta chirría. Huele muy fuerte a dulce, a algo que no es Celia. No tiene ganas de encontrarse con nadie más.
Se da la vuelta, da un salto y se encarama al marco de la ventana. Ya veremos si baja o no.*

*Lex siente una presencia en la Iglesia poniendose serio cambiando su tipica expresion a una mas seria*

- Si claro...

*Entrando al lado de ella atento*

*Celia asoma la cabeza cautelosamente. Aun está en el aire el polvo que se ha levantado al moverse Brisonia*

- ¿Quién hay ahí? *habla en voz alta, y entra cautelosa, echando una mano al puño de la katana que lleva a la espalda, por si las moscas*

*Brisonia contiene el aliento. Las pupilas se le agrandan para ver mejor.
Su primer impulso es saltar a la calle y salir corriendo, pero al diferenciar la mano de Celia en la espada, se lo piensa. Detrás de ella camina el tipo que huele a algodón de azúcar. Le resulta vagamente familiar.

Se muerde el labio.

Pero baja de un salto.*

No es una gabardina... Calmate... Calmate Alexander...

*Suspira fuerte volviendo sus ojos a ser humanos y a la sonrisa de siempre*

- Valla... Este crio me suena bastante

*Celia respira, soltando el puño de la espada al ver a Brisonia*

- ¿Qué haces aquí, mocoso? *Acercándose hasta él*

*Se echa para atrás.
Traga saliva y empieza a respirar más deprisa.*

- ...

- Eh vamos ni que te fueramos a morder . Bueno ella alomejor si la enfadas pero no es para que nos tengas miedo chaval ^__^

*Sonriendole*

*Celia suspira revolviéndose el pelo. No le gustan las visitas sorpresa. Siempre pueden ser ellos*

- ¿Estás bien, Brisonia? *su tono de voz es más relajado, y sus músculos se destensan poco a poco*

*Brisonia asiente despacio. Se pone derecho.
El cambio desde la última vez que Celia y Lex lo vieron es evidente. Ya no está tan sucio, su cara tiene algo de color y todo él está limpio. Además de que viste ropa nueva.*

- Yo... *le sale la voz muy suave, carraspea.* Venía a... devolverte el jersey *lo saca de la mochila y se lo tiende.* Y a darte las gracias... otra vez. Hum... gracias, Celia. Por... todo.


*Se sonroja. con la poca luz que hay, la verdad es que parece un poco más maduro a pesar del rubor. Un estilista diría que le queda bien.*

- Creo que sobro un poco asi que ire a.... ire a .... Mmmm Bueno me quedare por alli pensando en mis cosas ^^

*Se queda Lex en un rincon de la iglesia subiendo a un sitio comodo de un salto y sacando su libreta escribiendo*

*Celia mira de reojo irse a Lex y vuelve su vista a Brisonia. Se acerca y coge el jersey, y le revuelve el pelo al chiquillo*

- Te veo mucho mejor que la última vez. Me alegro por ti *esboza un intento de sonrisa.*

*Brisonia cierra los ojos cuando Celia lo toca. No es un contacto especialmente desagradable... pero, de ninguna manera, son las manos de Lagartija. Suspira. Ya la echa de menos.*

- (sonrisa tímida) Gracias... Yo... también te veo mejor. Como... distinta.

*No se atreve a decir "más contenta", porque tiene miedo de que se enfade. Pero es cierto. No parece tan huraña como la última vez, y lo nota. Quizás el chico raro que escribe tenga algo que ver.*

Cumpleaños de Celia...
Paseo en moto...
Chico misterioso...

Cuantas cosas divertidas pasan alrededor de Cely ^^

*Con la sonrisa encantado mientras escribe*

- Es que hoy tengo que estar contenta. Se lo he prometido *mira a Lex*

*Brisonia le echa un vistazo al chico. Es mayor que él. Parece realmente feliz enfrascado en su libreta, escribiendo sin parar. Al chico le llega un olor nuevo, mezclado con el algodón de azúcar.
Se pone nervioso.
Es un olor muy parecido al que desprende él, pero cuando no es humano.*

¿Y si es... como yo...?

*Busca con rapidez su pecho y se aprieta la camisa. Entre los dedos, retiene la pluma de metal que le cuelga del cuello.*

*Lex continua escribiendo mirando de cuando en cuando hacia ellos. Se estira sonoramente*

- Se esta genial aqui

*Mira hacia donde estan ellos, al estirarse varias plumas han salido de su chaqueta volando alrededor de ellos*

*Celia mira curiosa a Brisonia y sigue su mirada.*

- Lex es... diferente. Podríamos decirlo así

Plumas... Entonces, no es lo que yo creía.

*Sigue mirando a Lex. Y sigue con la mano alrededor de su ropa, alrededor de su pluma de plata.*

- Ya...

*Lex aparece delante de ellos quitandose el polvo*

- Habeis terminado? *Riendose sacudiendose el polvo*

Porque siempre que me transporto me lleno de polvo... Arrg que molesto

*Celia los mira a ambos. Son como si fuesen la noche y el día, totalmente distintos*

- Si, hemos terminado. Brisonia ha venido a devolverme mi jersey *con el jersey en los brazos*

*Asiente. Su mano se afloja, agarra una de las asas de la mochila.*

- Sí *murmura.* Yo sólo... ya me iba.

*Camina un par de pasos hacia atrás, hacia la ventana. Ni se le pasa por la cabeza que las personas salen por las puertas.*