Herido de amnesia

- No tienes porqué dármelas, no te iba a dejar allí tirado no? Qué menos podía hacer.

- Ahorrarte tanto follón *suelta una carcajada, incapaz de evitarla*

- ¿Sabes? A pesar de que no te recuerdo... la sensación que tengo cuando estoy contigo es... especial. *esboza una sonrisa mientras mira sus pies apoyados en el suelo helado*

- Sino fuese por ti probablemente seguiría allí tirado, sin saber por qué, y... *su frase se corta, la puerta de la habitación se abre y entran nada menos que cuatro enfermeras.

Velvet las mira perplejo, todas agazapadas al lado de la puerta, mirando a Ignis con recelo y a él con algo que no sabría describir con exactitud*

- El médico nos ha dicho que tenemos que ponerte eso en la espalda *una de ellas señala el tubo de crema, que sigue intacto en la mesita de noche*

- Es para que no te duela *aventura otra*

- ¿Y para eso teneis que venir... cuatro? *Velvet se ríe, incrédulo*

*Ignis arquea una ceja ante la situación.*

Podría irme y hacer felices a estas enfermeras, o quedarme y tratar de evitar la orgía....

*Mira a Velvet, y deduce fácilmente que no le viene muy de gusto que empiecen a meterle mano entre las cuatro.*

Además, no me apetece darles por el gusto a estas pavas, y menos con el desprecio con que me estan mirando...

- El médico ha venido hace poco y me explicó cómo hacerlo, no os preocupeis que ya se la pondré yo. *sonríe*

*Velvet mira a Ignis, y su mirada parece gritar "GRACIAS"*

- Pero nos ha pedido a nosotras que lo hagamos... señora *la última palabra va con retintín*

- No os preocupes, seguro que a ella no le importa, así vosotras podreis atender al resto de pacientes, que seguro que son muchos... *Velvet no pierde la sonrisa*

- Pero...

- No hace falta tener muchos estudios para saber extender bien una pomada, creo que estoy lo suficientemente capacitada como para poder hacerlo. *Mirando a Velvet, le guiña un ojo. Habla cariñosa* Venga mi amor, túmbate de espaldas para que te ponga la crema.

*Velvet sonríe, captando el mensaje. Se tumba estirándose sobre la camilla*

- Gracias, preciosa *la mira con la cara medio enterrada entre la almohada y el pelo, brillando su único ojo visible, intensamente.

Las enfermeras solo tuercen el gesto, murmuran algo y se marchan refunfuñando en voz baja*

*Suspira con alivio*

- Soy yo, o el personal de este hospital es un poco.. desagradable? *ríe*

*Observa el oscuro hematoma que recorre la espalda del chico, realmente debe doler mucho. Coge el bote de pomada y lo abre, echa un poco sobre la espalda de Velvet y comienza a extender la pomada con cuidado, sin presionar mucho*

- La verdad que es un hematoma bastante feo, si te hago daño avísame.

*Velvet sigue con la sonrisa. La crema está helada, y su piel se eriza ante el contacto. Visto de cerca, su tatuaje parece tener vida. Las pequeñas plumas se mueven con el aire que hay en la habitación, y también cuando Ignis pasa las manos por encima*

- Al contrario, me haces cosquillas *el vello de su nuca se riza, arqueando levemente la espalda ante el contacto*

*Ahora puede observar de cerca el tatuaje de sus alas, y ve como las plumas se mueven ligeramente*

- Qué curioso es el tatuaje, y es precioso.

- No hay mucha gente que se dé cuenta de que se mueve...*la almohada comienza a volverse negra, allí donde el mordisco sigue sangrando*

- La gente suele ser poco observadora. Sólo hay que ver esas enfermeras, ni siquiera se dieron cuenta de la herida que tienes en el cuello, y no es precisamente pequeña... *mientras sigue esparciendo la crema por el hematoma de Velvet*

- A lo mejor... No pueden verlo. Solo es una suposición, pero... quién lo ha hecho... no se le puede ver normalmente. Solo cuando hay... peligro... *baja el volumen, para que solo le escuche ella*

- De Muerte

*Ignis nota un pequeño escalofrío*

- ¿Sabes... quién te hizo esa herida?

*Velvet oculta sus ojos en la almohada, y suspira fuerte*

- Algo así

*Ignis sigue extendiendo la pomada en silencio, sin saber extactamente qué decir. Ya está llegando al final del hematoma*

- Supongo que siendo un fénix habrás oído hablar de Las Moiras. Las brujas del Destino... *parece indeciso, pero sigue hablando*

- No es la primera vez que las veo. Es como si estuviesen dentro de mi cabeza, y... Parece que les resulto divertido

- Sí, algo sé sobre ellas. Tú eres de orígenes griegos, claro. Entonces ellas hicieron esa herida? *piensa unos instantes* No sé que será necesario para que cicatrize, pero está claro que nada normal conseguirá curarla.

*ya terminó con la pomada y se dirige un momento al baño para lavarse las manos*

*Velvet se levanta, estremeciéndose ante el frío que le acaricia la espalda. Se vuelve a sentar en la cama, y observa la puerta del baño, donde está Ignis*

- La última vez fue cuando... *habla en voz baja, como si estuviese solo* Todavía recuerdo tu mirada...

*Ignis vuelve del baño, coloca la silla que todavía estaba cerca de la puerta junto a la cama de Velvet y se sienta, perdida en sus pensamientos intentando recordar algo más sobre las Moiras*

*El Pegaso se abstrae en sus pensamientos. Se queda en un estado semi-catatónico, con la mirada perdida en el suelo, entre las diferentes piedras que forman el mármol, volando lejos. Acordándose de cuando era feliz*

*No consigue recordar con claridad, son conocimientos muy antiguos y le cuesta llegar hasta ellos*

- Tal vez en alguno de los libros... Sí, estoy segura que tengo varios libros sobre mitología griega, debería consultarlos... *Mira a Velvet* Voy a irme a casa antes de ir a trabajar, y si encuentro algo te lo diré. Ahora deberías intentar dormir Velvet.

*Velvet parpadea y zarandea levemente la cabeza al escuchar la voz de Ignis, como si le hubiesen reiniciado*

- Claro, claro. Gracias por tu ayuda *le sonríe*

- De nada *le devuelve la sonrisa*

*se levanta y se dirige hacia la puerta*

- Esta noche volveré a verte, si no te molesta.

- Quién sino me iba a salvar de las enfermeras acosadoras... *se ríe*

*ríe ante el comentario*

- Si vienen, hazte el dormido o algo, aunque tal vez si te creen dormido se aprovechan más, vete a saber. *abre la puerta* Hasta luego, que descanses.


[Me dirijo a algún sitio que ya pondré]