'Demasiadas preguntas II'

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* Lagartija inspira profundamente.*

Por fin... estoy en casa.

*Su compañero de piso, como había imaginado, no está. Ni siquiera sus partituras se desparraman por el parquet del salón. Como si nunca hubiera existido. Por suerte, los ojos de dragón de Lagartija pueden percibir pequeños detalles, en los que nadie caería, y que le hacen sonreír. Es evidente que ha estado allí, y que volverá. Siempre vuelve.
Las cortinas pálidas van bailando con el aire que entra de fuera. Siempre, todas las ventanas del salón, abiertas.
Sonríe; es una enorme sonrisa. Suelta una carcajada y se pone a da vueltas por el enorme salón.*

Qué gusto volver a casa.

*Velvet observa la casa vacía, sin saber por qué. De repente recuerda que Lagartija comentó que su casa no tenía muebles.

Ninguno.

La mira mientras da vueltas por la habitación, incréulo. No puede tener esos cambios de humor tan fácilmente... tiene que haber algo...*

*Lagartija se apoya en uno de los tres pilares maestros que sujetan el techo del enorme salón. Están revestidos de madera con forma helicoidal. Suspira e inspira profundamente el aroma de su casa.*

- Me encanta este salón *murmura* (risa suave) Cuando mi amigo, el que vive conmigo, toca su violín, toda la sala se llena de música. Es... es precioso. Como estar metida dentro de una nube de notas.

(risa suave) *El viento balancea sus rizos negros. Ella los aparta de su nariz y los coloca detrás de su oreja sana.*

- Quizá... pienses que estoy loca por un cambio tan repentino. Me refiero a... a cuando estaba en la calle. Pero... necesitaba... sentirme protegida. Sí (sonrisa, los colmillos brillan con la luz que entra de fuera). Necesitaba sentirme a salvo.

*Mira directamente a Velvet.*

- ¿Todavía quieres la tila?

*Velvet suspira*

- No, ya no hace falta. Preferiría que me contases lo que ha ocurrido.

- Ah... claro.

*Lagartija se separa de la columna y camina hacia su habitación.*

- ¿Te importa si me pongo cómoda? No tardaré demasiado. Te ofrecería asiento, pero... no tenemos sillones. Los retiramos cuando empezaron a quemarse, uno detrás de otro... Pero... puedes sentarte en el suelo. Te traeré un par de cojines. ¡Vuelvo enseguida!

*Velvet ríe en voz baja cuando la ve alejarse. Eso de los sillones le suena de algo...*

- Aquí te espero... *se queda apoyado contra la pared y se aprieta levemente las sienes con las puntas de los dedos, intentando ordenar sus ideas, todo lo que tiene que preguntarle, temeroso de las respuestas*

*Lag entra en su habitación y un escalofrío le recorre la espina dorsal. Da un salto y se tira encima del montón de cojines que tapa su cama.*

¡Cómo los echaba de menos! ¡Mis cojines de colores!

*Se ríe y va hacia el armario. Se quita la ropa, formal y humana, que llevaba y la cambia por unos pantalones negros que le llegan por encima de la rodilla y una cmaiseta gris que le deja al descubierto un hombro.
Como medida de comodidad, nunca lleva ropa interior, porque sus músculos son tan recios que la parten. Y se cansó de gastarse el dinero inútilmente.
Mientras se desordena todavía más la melena negra, se pregunta por qué no cambiar de forma, por qué no ser un dragón.*

Me da la impresión... como siempre... de que él prefiere mi 'falsa forma'.

En fin.

*Velvet mantiene los ojos cerrados, pensativo, esperándola. Aguza el oído inconscientemente, y la escucha desvestirse. Sonríe.*

*Lagartija regresa cargada de cojines. Con el pie, enciende una lámpara antigua que ilumina cálidamente la habitación.*

- Ponte cómodo *se los deja a los pies. Ella se queda con el más grande, y se tumba boca arriba sobre él. sobre él. Se estira y bosteza, enseñando todos sus afilados colmillos.* Hum, definitivamente me encanta estar en casa. ¿Seguro que no quieres nada de comer o de beber? Trabajo poniendo cafés, no me cuesta nada prepararte uno. Ah, y avísame si tienes frío y cerraré las ventanas. Yo el frío no lo noto.

*Velvet sonríe y se sienta encima de los cojines, muy correcto*

- Tranquila, no quiero nada y no hace frío. Como ya te he dicho, lo que quiero son respuestas, y para eso espero que tú me las proporciones...

*Lagartija se da la vuelta. Seria.
Loas dragones no leen el pensamiento, pero por jóvenes que sean son capaces de seguir el hilo de los pensamientos y sentimientos más fuertes.
A Lagartija le enferma la tensión de Velvet. Pero, está claro, para qué decírselo.*

Si tuviera miendo miedo de que pudiera arrancarle la cabeza, como a aquellos tres, sería normal. Pero todavía no sabe nada al respecto. Va a ser divertido cuando se lo cuente... si no se tira por la ventana, será como para recordarlo.

- Claro. Respuestas. Sí. Bien, empieza a preguntar.

Si quieres uñas, amigo, vas a tener garras.

*Velvet respira. Inspira, espira. Inspira, espira. Se tranquiliza. Intenta relajar su espalda, que parece que su columna vertebral sea de piedra maciza*

- ¿Por qué han matado a tu amigo?

*Lagartija no reprime su rugido. No le da la gana.
Ha intentado ser amable. Pero no le apetece intentarlo más.
Incluso deja que sus uñas dejen de ser humanas y aparezca el perfil elefantino de sus garras de dragón.*

- A mí también me gustaría saberlo. Siguiente pregunta.

*Velvet la observa, curioso. Su espalda vuelve a tensarse, provocándole una rigidez inhumana*

- Dices que vives con tu compañero de piso... pero... no le veo por ningun lado. ¿Es el tipo de las gafas? *la pregunta ha ido con trampa. Quizás intentando averiguar una posible relación entre Lagartija y el tipo del violín.*

*Lagartija no se lo puede creer.*

- ¿Estás celoso?

- No *respuesta instantanea que en realidad significa una afirmación como un castillo de grande*

O sea, que sí. No me lo puedo creer.

- La vida de mi compañero no es la mía. Es un tipo bastante independiente. Pero vendrá esta noche. Le gusta dormir en casa. *sonríe, pensar en él siempre la pone de buen humor.* Siguiente pregunta.

*Lag considera que Velvet se está poniendo muy impertinente, y ella tiene poca paciencia. Empieza a ver su garganta como un blanco muy fácil para asustarlo.*

*Velvet desvía la mirada al suelo. La cosa va mal.*

- ¿Necesitas... algo? Algo que yo pueda darte. *su mirada cambia y su espalda se relaja de repente. Ya no está tan tenso, y vuelve a tener la mirada pacífica de siempre*

*Lagartija levanta una ceja*

- (sorprendida) ¿A qué te refieres?

- A que si puedo ayudarte en algo, lo digas. No tiendo a darme cuenta de ese tipo de cosas...

*Lagartija se tumba de nuevo boca arriba, sobre el cojín.*

- Sí, claro. Podrías cal-mar-te. *Lo mira directamente.* Me estás resultando casi un desconocido.

- Lo intento, pero son demasiadas cosas en la cabeza... *la mira, sonriéndole*

- Pues podrías hacer un esfuerzo más grande *Lagartija se despereza y se mira las uñas, que siguen pareciendo garras* Realmente soy yo la que está afectada, soy yo la que debería estar tensa y esas cosas... y no lo estoy.

*Vuelve la cabeza y suspira.*

- Tú no tienes ningún motivo para estar tenso ahora. Bah, siguiente pregunta.

*Velvet sabe que la siguiente pregunta puede traer problemas*

- ¿Qué harás si los que mataron a tu amigo van a por ti?

*Lagartija se carcajea. De una manera un poco cruel.
Se iergue, sinuosa como una serpiente, y enseña los colmillos.*

- ¿Sabes lo que les pasó a los que mataron a Yull? *susurra.* Al primero, le arranqué la cabeza. Al segundo, le rajé la garganta. Al tercero, le arranqué el rostro y le destrocé el cuerpo.

*Gatea hasta Velvet y se queda a dos centímetros de su nariz.*

- Si vienen a por mí... los mataré.