El intruso

*Lagartija suspira. Se tiende en el suelo. Solloza de impotencia.*

Velvet…

*A Brisonia le pasa exactamente lo mismo que la primera vez que vio al dragón. Poco a poco, deja de ser terrorífico para ser precioso. La luz de la luna hace que todas sus escamas y su pelo negro brillen.
Pero, por encima de su belleza, la criatura está sumida en una profunda tristeza. Y él no puede soportar algo así.
Se arrastra hasta el cuello del dragón, temblando casi con violencia. Poco a poco, pasa el brazo por encima de su pelo y deja caer la cabeza sobre sus mechones negros. La abraza.*

*Lagartija levanta la cabeza. Ve al insignificante chico abrazado a su cuello, vibrando por el miedo que tiene. Nota perfectamente las lágrimas que derrama, bajando por su cuello escamado.*

*Brisonia abre los ojos para mirarla, con toda la cara empapada. Le tiembla el estómago.*

- (sollozo) Quiero quedarme contigo.

*Lagartija baja las orejas. ¿Y si es verdad… que él la necesita?
Muy despacio se da la vuelta y abraza a Brisonia con las patas y con las alas. Lo aprieta contra su pecho para darle calor. El chico busca su protección como un cachorro en su madre. Lagartija emite un suave ronroneo para calmarlo.*

- No tengas miedo. Yo voy a cuidar de ti.





- Se duermen los dos y amanece ---->