El intruso

- Espero que te gusten los huevos revueltos *sonrisa.* Hacía mucho que no cocinaba para nadie y, ¿sabes? Lo echaba de menos. Ven, ven, siéntate y come lo que quieras.

*Brisonia se sienta, todavía abrazado a su ropa vieja, en una silla. Se le hace la boca agua.*

[CRIS BORRA ESTE POST, QUE CON TANTO IR Y VENIR, ME HE COLADO ]

*Estira la mano para tomar la ropa.*

- Dámela, le daremos también una buena ducha. ¿Quieres un vaso de leche? También tengo galletas de dinosaurios, aunque no sé qué tal irán con los huevos.

- N-n-no, no. Está… bien. Gracias.

*Le ha costado un terrible esfuerzo articular la frase. Se sonroja cuando la chica se acerca, siempre sonriendo, y le vuelve a acariciar el pelo.*

- Cómo me alegro de que esté bien. Venga, come que se te enfría.

*Cuando el chico termina, Lagartija lo lleva hasta su cuarto y lo acuesta en su cama. Le coloca los cojines alrededor, como si fuera un pequeño refugio. Se sienta a su lado y le coge la manita delgada.*

- Ahora tengo que irme. Un amigo mío está en el hospital… y quiero ir a hacerle una visita. Después tendré que trabajar, pero te prometo que estaré de vuelta por la noche.

*Brisonia se tensa.*

No quiero que te vayas…

*No le sale hablar. Sólo apretar con un poco de fuerza la cálida mano de Lagartija. Ella le sonríe, y él se siente totalmente perdido en el sentimiento que tiene cuando lo hace.*

- Si duermes hasta entonces, ni te darás cuenta. Te prometo que, cuando te despiertes, estaré aquí *mira el armario.* Oh, tendré que cambiarme. Dame un minuto.

*Trastea en el baño y vuelve. Se ha puesto más guapa de lo normal, aunque no sabe por qué. Lleva un vestido verde hasta las rodillas, unos leotardos morados y unos botines marrones. Sobre los rizos negros, se ha colocado una boina morada y un pañuelo en el cuello del mismo color. Además, lleva unos pendientes de monedas doradas que tintinean cuando mueve la cabeza.*

- ¿Qué te parece? ¿Es muy bohemio? (risa)

*Brisonia se incorpora en la cama. Abre la boca, pero no sale nada.*

Estás preciosa…

*No dice nada. No consigue hacerlo.*

*Lagartija regresa a su lado, se sienta en la cama y le acaricia el pelo.*

- Estaré aquí cuando despiertes. Te lo prometo. *Se agacha y deposita un suave beso en su mejilla hundida.* Que descanses, Brisonia.


*Sale a la calle y va hasta el autobús.*




- Voy aquí ------> https://zodia.forosactivos.net/hospital-general-de-zodia-f54/herido-de-amnesia-t63-75.htm#927

*Brisonia se queda bastante rato paralizado. Se acurruca bajo las sábanas y cierra los ojos. Está tan cómodo y tan calentito, que no tarda en dormirse. La mejilla donde Lagartija le ha besado parece estar ardiendo.
Por sus sueños, las voces que lo acusan se transforman en sonrisas con ojos verdes e imposibles.*

- Vuelvo de aquí ----> https://zodia.forosactivos.net/hospital-general-de-zodia-f54/herido-de-amnesia-t63-105.htm#957


[Después de la jornada laboral de la tarde, ya entrada la noche, Lagartija vuelve a casa]

*Lagartija abre la puerta de casa igual de despacio que ha venido caminando. No le queda tensión ni nervio en el cuerpo. Es como si se hubiera quedado vacía. Su compañero de piso levanta la cabeza del libro cuando escucha la puerta cerrarse.*

- ¿Lagartija?

*Ella no contesta. Se arrastra hasta el salón y se detiene delante de una de las ventanas abiertas. Aunque sus ojos se pasean por los tejados, realmente ella no ve nada. El violinista se acerca por detrás. La chica mueve los labios.*

- (susurro) No recuerda nada… No me recuerda.
- Ya lo sabía.
- ¿Por qué no me lo dijiste?
- No puedo hacerlo. Ya sabes que no puedo intervenir en el devenir de los acontecimientos. Era mucho mejor que lo descubrieras por ti misma.
- (rugido) ¿¡Por mí misma!? *se da la vuelta con ojos vidriosos.* ¡Le he borrado la memoria! ¡Le he hecho olvidar, y no sólo a mí, a todos! ¡Yo…! *Se aprieta la cabeza con las manos.* ¡Soy un monstruo!

*Brisonia no se despierta con el golpe de calor del dragón, sino con el primer rugido. Se desliza entre los múltiples cojines, con la camiseta de colores y los pantalones azules, y se acurruca detrás de la puerta de la habitación. El hombre de las gafas y Lagartija están hablando.
Se queda quieto y callado. Sólo escucha.*

*Su compañero de piso hace ademán de acercarse.*

- Lagartija, ¡basta! Eso no es verdad, tú no eres un monstruo. Fue un accidente, ya está. Todavía no controlas tu propia fuerza. Tú serías incapaz de hacerle daño a alguien premeditándolo.
- ¿No la controlo? ¡Tú sabes de todo lo que soy capaz cuando…! (rugido rabioso) *Se cae de rodillas al suelo. Gime.* Me prometí una vez no volver a herir a nadie… ¡y lo he hecho! (sollozo) Sólo soy un monstruo, ¡un monstruo!

*Brisonia se encoge. Le da miedo. Lagartija le da miedo, aunque ya no esté en su forma de dragón. Pero, por otro lado, un pequeño atisbo de luz en su corazón empieza a desplazar ese temor. No soporta verla… así.*

Lagartija… no eres un monstruo…

*El violinista se acerca a ella y la coge por los hombros con fuerza.*

- Basta. Basta ya, ¿me oyes? Ahora no tienes que pensar en Velvet. Aquello fue un accidente y se está recuperando. Tiene a muchas personas a su alrededor que lo cuidan, y está bien. Estará bien. Recuperará la memoria, sólo es cuestión de tiempo. Pero ahora hay otra persona que te necesita, Lag.

*El dragón ruge e intenta zafarse, pero no puede. Su compañero no afloja el contacto.*

- Ése chico te necesita más que nunca. ¿Es que no le has visto? Dale tres días más en la calle y será comida para los gatos. *hace una pausa y abraza a Lagartija. Ella llora con las lágrimas que no tiene.* Te necesita, Lagartija. Te necesita para salir adelante.

*Brisonia se estremece cuando se percata de que habla de él. Se agacha, como si temiera que lo viesen, y durante un momento no mira más la escena. La tensión del ambiente lo está poniendo muy nervioso. Fuera, sigue lloviendo.
El chico se mira las manos, llenas de arañazos. Se abraza para sentir la suavidad de la ropa que lo envuelve. Mira la cama deshecha y los miles de cojines de colores.
De repente, tiene ganas de llorar.*

Sí que te necesito…

*Lagartija se aparta del violinista y agarra con fuerza el marco de la ventana. Está toda tensa.*

- No es cierto…(sollozo) Lo acabaré matando. Está tan débil que a saber lo que podría… (rugido) ¡Aléjalo de mí! ¡Llévatelo a otra parte! ¡No puede quedarse conmigo!
- Lagartija, escucha…

*La chica-dragón sólo ruge. Se impulsa con las manos y salta por la ventana, al vacío.*

*Brisonia contiene una exclamación y se pone de pie cuando la ve saltar. Sin querer empuja la puerta y se descubre.
Pero el violinista no se mueve. Tampoco hace amago de preocuparse. Al rato, se escuchan los aleteos de Lagartija alejándose.
Brisonia se acerca, descalzo y muy despacio, a donde está el violinista. Aprieta las manos.*

- Se pondrá bien *dice el violinista.* Sólo necesita tiempo. Tranquilo. Dentro de un par de días volverá a ser la de siempre. *Pasa a su lado y le acaricia la cabeza.* Vuelve a dormir, te sentará bien.

*Desaparece por la puerta de su habitación.
Brisonia no vuelve a la cama. Va hasta la ventana por la que ha salido el dragón y se acurruca bajo ella. Quiere esperarla. Cierra los ojos y se cruza de brazos.*

Por favor, vuelve. No me dejes solo…

*Lagartija va volando sin rumbo durante un rato. Da vueltas en círculos y choca contra las paredes de algunos edificios. Piensa que el dolor físico podrá ahuyentar al dolor que siente por dentro. En su mente no puede dejar de evocar los ojos dorados de Velvet, perdidos en ella. Perdidos. Sin enfocar ni recordar nada de nada. Como un cristal transparente.*

(rugido)

*Koen la había hecho darse cuenta de todo lo que Velvet significaba. Y ella quería contárselo. Quería contarle lo mucho que lo quería. Y gracias a su magnífica locura, lo ha destrozado todo. Incluso si él llegara a recordar, nunca querría volver a verla. ¿Por qué regresar junto a alguien que te ha herido?*

*Brisonia siente que se le caen los párpados. No quiere dormir, quiere esperarla. Pero está tan cansado…*

*Lagartija se tiende sobre un tejado. Cierra los ojos y se encoge, sin pensar en nada. Las palabras del violinista se hacen eco en su cabeza.*

Él te necesita.

*Regresa a casa. Entra por la ventana por la que ha salido y posa con mucha suavidad las cuatro patas sobre el parquet. El chico tiene que irse.*

*Brisonia se despierta sobresaltado. Delante de él, está el dragón, de espaldas. Al verlo de nuevo, no puede evitar echarse a temblar. Traga saliva e intenta reprimir una exclamación de miedo.*

*Lagartija gira la cabeza para mirarlo.*

- Márchate. Aléjate de mí si quieres seguir vivo.

*El dragón hace ademán de alejarse. Brisonia respira muy deprisa. Estira los dedos de la mano.*

¡Espera…!